CULTIVO DE BULBOS

1.- Preparación de suelo

Los bulbos requieren de suelos con buen drenaje, y sueltos en sus primeros 20 cm. El momento de la preparación es importante porque se pueden hacer mejoras al suelo, quizás no se vuelva a remover durante un par de años. Se puede agregar varios sustratos que favorecen el desarrollo de los bulbos dependiendo de las características del suelo del lugar como: Arena para mejorar el drenaje, Perlita para mejorar drenaje la aireación y alivianar los maceteros, Compost para mejoras suelos pobres o con poca materia orgánica, Turba para mejorar la retención de agua y a la vez proveer de buena oxigenación.

2. Plantación

La profundidad y distancia de plantación estándar son las siguientes:

  • profundidad: colocar el bulbo a una profundidad de 2 veces su altura. Es decir si un bulbo tiene una altura de 5 cm , se plantara a 10 cm y se cubrirá con 5 cm de sustrato.
  • distancia : se separan unos de otros 2 veces su diámetro: si el bulbo tiene un diámetro de 3 cm , se separa uno de otro 6 cm. Si se plantan en maceta , lo anterior no corre pues los bulbos se pueden colocar mas juntos para tener un efecto visual potente.

3. Riegos

Los bulbos son fáciles de cultivar, pero es muy importante un buen almacenamiento de agua. Una vez que se planta no debe descuidarse el riego, el suelo debe estar siempre húmedo, pero no encharcado, ya que se puede provocar la pudrición del bulbo.

4. Fertilizar

Se aconseja fertilizar 3 veces al año, la primera es con fósforo al momento de plantar, la segunda con un abono completo antes de la floración, y la tercera con salitre potásico después que florezca.

Los bulbos acumulan nutrientes para que después de su época de reposo puedan volver a desarrollarse y florecer, por eso la importancia de hacerle fertilizaciones periódicas, para que puedan reservar y seguir con su proceso. Junto con los nutrientes del terreno, se puede hacer aportes de fertilizantes específicos como fósforo al momento de plantar, un abono completo antes de la floración, y potasio al terminar su floración, cuando ya se haya marchitado las flores.

    *Fertilizantes para bulbos es el recomendado ya que contiene los nutrientes especiales para todo tipo de plantas bulbosas.

    5. Cuidar después de la floración

    El futuro de muchos bulbos esta dado por un periodo crítico que ocurre después de la floración. Durante esta etapa todos los azúcares, proteínas y almidones que fueron usados por los bulbos en su crecimiento se localizan en el follaje. Estos elementos deben retornar al bulbo para que el proceso de síntesis de la nueva flor pueda realizarse al año siguiente. Como el follaje senescente no es muy decorativo, tenemos la tentación de cortarlo o eliminarlo pero, a menos que se quieran remover o renovar los bulbos, no hay que interrumpir este proceso.

    La mayoría de las especies se pueden dejar en el mismo lugar para que realice su proceso de dormancia hasta la siguiente temporada de brotación. También es el momento adecuado si se quieren cambiar de lugar o dividir. Para quitarle protagonismo durante esta etapa, se puede hacer una programación con los bulbos de la siguiente temporada, de modo que, cuando unos estén brotando.

    6. Cosecha y almacenaje

    La gran mayoría de las especies puede pasar la etapa de reposo en el suelo y solo será necesario cosecharlas, ya sea para cambiarlas de lugar, o bien, para separar los bulbos que se han multiplicado. Entre las especies que se recomienda cosechar y renovar anualmente está el Tulipán y el gladiolo.

    Luego de cosechar los bulbos se lavan si es necesario, se separan y se sumergen en una solución con fungicida. Antes de almacenarlos hay que secarlos muy bien y se guardan en cajas o mallas ventiladas. Una alternativa excelente es almacenarlos en vermiculita, pues provee de aireación y conserva levemente la humedad. Los Lillium deben almacenarse, obligatoriamente, en turba para que no se deshidraten.